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¿Qué es la estimulación temprana?

10/27/2018

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~ Mientras Sofía ayuda a mamá a preparar la comida, los niños juegan afuera: ha llovido un poco así que el barro está a punto para modelarse; actividad favorita de Julieta, quién además es una experta en eso de hacer pastelitos de barro.
Laurita se columpia en la llanta que el tío Julián amarró al viejo roble en la primavera. El mismo roble que plantó el abuelo hace más de treinta años, cuando construyeron la casa.
Paco, Julián y Rafael juegan a los piratas en otra parte  del jardín. En donde el terreno es más accidentado y hay muchas rocas para escalar y sitios insospechados para esconder tesoros…~


¡Qué preciosa escena! Parece sacada de una película... O de una historia de aquellas que nos contaba la abuela o tal vez, a mis días de infancia.
Pero la vida, hoy por hoy, ya no es así. Mamá hoy llega a las ocho de trabajar. Papá recogerá a los niños de casa de su hermana y tal vez comerán comida congelada. Por la tarde los niños verán televisión o jugarán en la tablet de papá, mientras mamá trata de poner orden en la casa.
Esta escena es la que para la mayoría de nosotros es más cercana a la realidad. Pero, ¿Dónde juegan los niños?
Los niños de hoy ya no tienen oportunidad de correr, saltar trepar arrastrarse y explorar como los niños de antes. Los niños de hoy corren el riesgo de quedar atrapados en una pantalla, con incesantes juegos de video y apps para tenerlos entretenidos, callados, a salvo. Antes de crearles un muy poco saludable hábito a las pantallas, debemos hablar un poco de estimulación temprana.   

La estimulación temprana tiene sus orígenes en las décadas de los 20 y 30. Cuando los estudios se hacían en centros de investigación, principalmente en niños con necesidades especiales. La estimulación temprana se utilizaba también para investigar a fondo los vínculos entre madre e hijo, o como servicio a los oprimidos y pobres. 

En los años 70, sólo se daba a niños incapacitados o con riesgo de no desarrollar sus capacidades cognitivas a un paso normal, por ejemplo, con Síndrome de Down. No es sino hasta los años ochenta que la Secretaría de Educación Pública elabora en México programas de Diagnóstico y Tratamiento a niños especiales. Dados los beneficios que se lograron al tratar de nivelar el coeficiente intelectual de niños con necesidades especiales, se empezó a practicar en infantes y niños de la población general, pues el potencial era enorme.
Afortunadamente hoy, la estimulación temprana está al alcance de todos.

¿Qué es la estimulación temprana?
Se llama estimulación temprana a la “atención que se le da al niño en las primeras etapas de su vida, con el fin de potenciar y desarrollar al máximo sus posibilidades físicas, intelectuales y afectivas mediante una serie de programas sistemáticos y secuenciales que abarcan todas las áreas del desarrollo del ser humano, sin forzar el curso lógico de la maduración” (Jordei,1989)
Son técnicas que tienen sus bases en la Neurología, especialmente en cuanto a reflejos y al tono muscular. En la Psicología de la Conducta y en la Psicología del  Desarrollo, en los estudios de Gesell y de Piaget, principalmente. Se aplican a niños recién nacidos hasta los seis años, pues está comprobado que los primeros años de vida de un niño condicionan absolutamente su futuro, tanto en lo afectivo como en lo intelectual.
Estas técnicas parten del desarrollo motor del niño porque es el que constituye las bases para el desarrollo de las  áreas intelectual y social.
El desarrollo del niño debe sostener un equilibrio armónico entre estas áreas para que el niño alcance la madurez necesaria para desenvolverse adecuadamente, primero en el Kinder y más tarde, a lo largo de su vida.
Muchas veces se piensa que al llegar a la escuela comienzan los problemas de los niños, pero esto no es así, lo que sucede es que en el Jardín de niños es cuando afloran los conflictos o deficiencias que se vienen gestando tiempo atrás.

También se tiende a desvalorar el desarrollo social o el físico y sólo da importancia al desarrollo intelectual, pero el desarrollo de la inteligencia no puede desligarse de las otras áreas. La capacidad intelectual de un niño no aumenta por el simple paso del tiempo. Es algo que debe cultivarse y ejercitarse para crecer a todo su potencial y va de la mano de otras habilidades que muchas veces pasamos por alto.

Tomemos en cuenta que la inteligencia del niño está prácticamente formada a los seis años, por lo que si esperamos a esta edad para iniciar cualquier acción educativa no se logrará el notable crecimiento intelectual como si iniciamos esas acciones  a una edad más temprana.
Según el profesor Benjamín S. Bloom, psicólogo estadounidense, el nivel máximo de inteligencia se alcanza a los 17 años de edad,  de los cuales el 50% se desarrolla en los primeros cuatro años de vida, el 30% siguiente hasta los nueve y el 20% restante hasta los diecisiete años de edad. El 50 % de esa inteligencia por lo tanto se está gestando antes de que, en muchos casos, el niño haya recibido estimulación alguna.  Parece que se ha perdido ya mucho tiempo…

¿Es legítimo o sólo es una moda?
Alguna personas se mantienen escépticas respecto a la estimulación temprana con el argumento de que antes no se necesitaba ¿Por qué ahora sí? Lo cierto es que la vida moderna nos ha arrastrado a un estilo de vida muy distinto al de antaño, y los más perjudicados son los niños pues sus espacios se han reducido tanto que las oportunidades de experimentar cosas nuevas, cada vez son menores.
Corresponde principalmente a los padres iniciar entonces la acción educativa  del pequeño y estimular las capacidades del niño en un ambiente adecuado. Es decir, un ambiente que le brinde tantas oportunidades de explorar, relacionar, conocer y aprender y le dé un acervo de experiencias positivas tanto en el aspecto emocional y físico, como en el cognitivo, pues son esas habilidades las que más tarde le ayudarán a formar su inteligencia y su personalidad.

Recordemos que en la conducta humana no existen transformaciones automáticas. En cualquier transformación siempre existe un proceso de aprendizaje originado y estimulado por las vivencias del medio ambiente. La estimulación temprana debe ser apropiada al nivel de desarrollo del bebé. Los recién nacidos requieren una mayor estimulación sensorial dada la excepcional receptividad  de sus órganos de percepción: los sentidos.

Los sentidos son instrumentos que proporcionan recursos para la inteligencia. Cuando un bebé está jugando con una sonaja, la vista, el tacto y el oído se convierten en instrumentos de trabajo mental a través de los cuales  se está formando su inteligencia, lo mismo que cuando más tarde construye una torre con cubos, trepa, corre o recorta papeles. La educación sensorial y perceptiva se desarrolla mediante un análisis de la materia completa y sus propiedades. Cada experiencia es información que crea canales entre las neuronas haciéndolas más capaces de recibir  y almacenar información, y construyendo conexiones más fuertes, y más amplias entre bancos de información dentro del cerebro. Esto es lo que da origen al aprendizaje.

Este tipo de actividades sólo son eficaces cuando coinciden con alguna tendencia natural del niño que habitualmente se refuerzan con el juego y el placer que proporciona. Es por esto que se afirma que las oportunidades de aprendizaje y de reconocimiento sensorial están estrechamente ligadas al desarrollo de la inteligencia y son tan importantes como la inteligencia misma. 

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    Regina
    ​Pérez Priego

    Fundadora y directora de Toddler´s Gym, autora publicada en temas de educación inicial, mujer empresaria, esposa y mamá de dos hijas. 

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